Comparto tus comentarios, pero la regla de conocerse uno mismo antes de juzgar a nadie no necesariamente conlleva a la falta de juicio sobre los demás. Sería lo ideal, pero, a mi entender, hay dos premisas que hacen que esta ecuación tenga una variable diferente: una de ellas es que los caminos de la mente humana no son diáfanos del todo pues aún existen muchas oscuridades y ni uno mismo termina por conocerse en esta vida. La otra es que el hombre resulta ser un lobo para el hombre, y esta frase, aún habiéndose dicho hace tanto tiempo es una realidad que no ha cambiado y me temo nunca lo hará. No hay mayor depredador para la humanidad que ella misma...
Cuando una persona se conoce mejor así misma, es más equilibrada a la hora de valorar a sus semejantes, entiende mejor las pautas del comportamiento y saber hallar medidas de enjuiciamiento, que le permitar flexibilizar su postura hacia el otro y es posible que esa apreciación más comprendida permita dar mayor espacio mental a la valoración. La mente, todos sabemos que es compleja y nunca está al cien por cien sujeta a un criterio cerrado de comprensión estadistica, pero si es verdad que si usamos herramientas responsables, los juicios que hagamos de nosotros y el prójimo, serán más acertados y plurales. No se trata de enjuiciar con vara de medir, solo de acercarnos un poco más al desarrollo de lo que llamamos personalidad, que no es otra cosa, que la mascara que fabricamos y que nos sirve de coraza en nuestro caminar del dia a día.