las covachas de los callejones de río Frío, sirvieron de refugio a muchos cabreros de la zona desde tiempos prehistoricos y a su vez fueron testigos de sus manifestaciones artísticas, que plasmaron en sus paredes, como testigo de su paso y cultura e impresión de las escenas de simbologias diferentes, donde el autor desarrollaba su abstractismo en las diferentes facetas de un movimiento socio cultural, que se extendió por toda la península, arraigandose en las formas y conducta social y religiosa.