Esto será una exageración, desde luego, pero, ojo, me parece que la noticia destila un cierto tufillo "aristocrático", ya que parece que da por hecho que el prototipo del pastor-esquilador de un pueblo manchego ha de ser el individuo analfabeto de boina enroscada, dentadura escasa y zurrón con pan, queso, vino, navaja albaceteña y flauta para acompañar la soledad del campo, junto con el inevitable perro que, sin necesidad de más conocimientos de otra cosa, maneja a la perfecciónn a base de silbidos. Pues no. Uno de los grandes problemas de España es el abandono que se sigue haciendo del sector primaria, donde la "cultura popular" no ve empresas, sino legiones de catetos asilvestrados que "destripan terrones" de sol a sol y tienen "cultura popular". Eso sí, al urbanita de fin de semana le gusta verlos sentados al Sol junto a sus casas y que les indiquen por dónde se va a la ermita tal o a la ermita cual, tras el consabido "dígame buen hombre...".