TORRENUEVA: BáRBARA (relato de terror) Marian y su marido...

BáRBARA (relato de terror)




Marian y su marido estaban buscando piso, cuando descubrieron un anuncio en el periódico. Un piso de tres habitaciones en una antigua mansión rodeada de un jardín grande y descuidado.


El alquiler no era muy caro, así, que quedaron con los dueños, para ir a verlo.
La vieja casa parecía un pequeño castillo. Al llegar al lugar, vieron que tenía hasta una torrecita rodeada de enredaderas y un jardín con viejos y grandes árboles.
Marian llamó al timbre y una niña le abrió la puerta.
Tenía una melena negra y rizada que le llegaba hasta la cintura y llevaba un vestido blanco con puntillas. Su rostro era muy pálido.
-¿Quiere usted ver el piso? -preguntó.
-Sí -dijo Marian. -¿Están tus padres en casa?
-Vendrán enseguida -contestó-, pero yo puedo enseñárselo. Pase por favor.


La niña la miró con curiosidad y preguntó:
-¿Tiene usted hijos?
-Sí, un niño.
Por primera vez la niña esbozó una sonrisa.
Me llamo Bárbara -dijo. Venga por aquí, le enseñaré el cuarto de los niños.


La niña condujo a Marian a una amplia habitación totalmente vacía la final de un largo pasillo. El colorido del papel de la pared, revelaba que aquella había sido una habitación infantil.
Bárbara se dirigió a la ventana.
-Aquí estaba mi cama, al lado de la ventana -dijo-.La cama de su hijo también tiene que estar aquí. ¿me lo promete?
-Bueno...No me parece el lugar mas apropiado para poner la cama de un niño. Cerca de la ventana suele hacer corriente y podrías haberte resfriado.- dijo Marian.
-¡Su hijo debe dormir cerca de la ventana!-comezó a gritar Bárbara con un tono cortante.
De repente, comenzaron a oírse voces que provenían del pasillo.




-ésos tienen que ser sus padres- pensó Marian aliviada.
Un hombre y una mujer se acercaban a ella por el pasillo.
En un primer momento, se asustó al verlos a los dos vestidos de negro.
-¿Ya está usted aquí?, ¡Que raro que la puerta estuviera abierta!-dijo el hombre.
Yo estaba a punto de explicarle que su hija me habia abierto la puerta, pero antes de que pudiera hacerlo ya habían entrado en una de las habitaciones mostrándomelo todo.
-¿Le gusta el piso?
-Sí-contestó Bárbara entusiasmada.
-Al final del pasillo hay otra habitación-dijo el hombre-, pero ya no entramos nunca en ella, era la habitación de la niña
-¡Ya sé!-dijo Marian sorprendida ante tanto misterio.
-¿Usted ha visto esa habitación?-titubeó la mujer.
-Sí, su hija me la ha enseñado.
La mujer palideció y preguntó:
-¡Nuestra hija!, y...¿Como era la niña?
-Tenía el pelo negro y largo y un vestido con puntillas.
-¡Bárbara!-exclamaron los padres.
Entonces, ambos salieron corriendo por el pasillo gritando el nombre de Bárbara.
Lentamente Marian salió tras ellos.
Estaban en la puerta de la habitación de la niña.
-Bárbara está muerta-dijo el hombre bajando la cabeza.
-¡Muerta!, ¡pero que dice! ¡Yo he hablado con ella!
-Murió hace un mes-explicó-, en ésta habitación, de una pulmonía. Debió de coger frío y eso acabó con su vida.
-¡No!-gritó Marian, que salió corriendo de allí a toda prisa.