“CIMI- MICERRA” (SEGUNDA PARTE )
Comienza el juego eligiendo a la madre. Aquí no había que elegir a nadie por que era Amarillo el que se ponía. Había veces que él, por su trabajo, no estaba, entonces se optaba por poner a otro que podía ser un cojo, aporreado, uno que tuviese retortijones de barriga y no pudiese correr en esos momentos o a uno que estuviese muy gordo.
Alrededor de la madre se situaban los que iban a participar en el juego. Detrás de la madre se situaban los chicos que no jugaban y que, generalmente, andaban comiéndose un trozo de pan con chocolate, un chorizo, ya más finolis era un bocadillo de tortilla francesa o similar. Estos chicos asediaban y le “ comían la oreja ” a la madre, pues querían enterarse de todo y llegaban hasta apoyarse con los codos en el hombro de la madre, hasta que Amarillo les decía algo y “ remageando” se despistaban y se sentaban en las aceras con la espalda apoyada en la pared.
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Alrededor de la madre se situaban los que iban a participar en el juego. Detrás de la madre se situaban los chicos que no jugaban y que, generalmente, andaban comiéndose un trozo de pan con chocolate, un chorizo, ya más finolis era un bocadillo de tortilla francesa o similar. Estos chicos asediaban y le “ comían la oreja ” a la madre, pues querían enterarse de todo y llegaban hasta apoyarse con los codos en el hombro de la madre, hasta que Amarillo les decía algo y “ remageando” se despistaban y se sentaban en las aceras con la espalda apoyada en la pared.
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