Mi padre es hombre docto en materias agrícolas, de los del campo, de toda la vida de Dios; tal es así que yo no digo de él que es agricultor, sino labrador, por aquel componente ancestral y ese apego a las mulas en el recuerdo imborrable de las yuntas, aún vivas en su boca, en su espíritu y en sus sueños. Digo, pues, que él tiene un “ chascarrillo ” para ver en los cambios la parte positiva.
Dice que el que tiene un olivar y está cansado de gastarse un dinero en él y no le ve beneficio, poco a poco lo va abandonando. Llega alguien ilusionado, con ganas de levantar esa finca y compra el olivar. Lo poda, le echa herbicida a los suelos, lo ara, lo sulfata. En fin le hace todo lo bueno para dejarlo “ maqueado ”. El olivar da sus frutos ( con suerte y Dios mediante ), hasta que poco a poco el propietario ve que aquello tampoco es la panacea que el esperaba. Y se va desilusionando. Hasta que se inicia un nuevo ciclo.
Cuando mi padre me contaba eso, él y yo nos almorzábamos ( en el pueblo es a las 10 de la mañana) una fantástica ensalá de limón, acompañada de unas suculentas chuletas de cordero, asadas con marañas de encina y nos limpiábamos el gaznate con un vino blanco fresquito.
Sale esto a colación en que el cambio de gobierno municipal viene bien para poner en marcha los cambios, que ralentizados por el cansancio de varios años del gobierno saliente, puedan ser impulsados por sangre nueva, con ganas e ilusiones. Por tanto, tomemos las cosas no como una victoria de unos y una derrota de otros, pues ambos conceptos llevan intrínsecos unos ligeros visos de odio y rencor; sino como un cambio, más o menos natural, para que dé sus frutos, para bien y para servicio de este gran pueblo.
Y así, mi padre, ya octogenario, y yo, si Dios quiere, nos volveremos a juntar para seguir con nuestros almuerzos campestres y comentaremos como, si así van las cosas, no hay cambios traumáticos, ni odio ni nada por el estilo. Eso es jugar limpio y servir a un pueblo. Y haciendo un símil con palabras de nuestro Rey Juan Carlos y, cuando dijo que quería ser el rey de todos los españoles, así le deseo a Concepción Vivar, que sea la alcaldesa de todas las torreveñas y torreveños.
Que la Virgen de la Cabeza sea nuestra guía siempre. Y a todos os deseo mucha suerte en vuestra andadura. POR TORRENUEVA. PDCS
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Dice que el que tiene un olivar y está cansado de gastarse un dinero en él y no le ve beneficio, poco a poco lo va abandonando. Llega alguien ilusionado, con ganas de levantar esa finca y compra el olivar. Lo poda, le echa herbicida a los suelos, lo ara, lo sulfata. En fin le hace todo lo bueno para dejarlo “ maqueado ”. El olivar da sus frutos ( con suerte y Dios mediante ), hasta que poco a poco el propietario ve que aquello tampoco es la panacea que el esperaba. Y se va desilusionando. Hasta que se inicia un nuevo ciclo.
Cuando mi padre me contaba eso, él y yo nos almorzábamos ( en el pueblo es a las 10 de la mañana) una fantástica ensalá de limón, acompañada de unas suculentas chuletas de cordero, asadas con marañas de encina y nos limpiábamos el gaznate con un vino blanco fresquito.
Sale esto a colación en que el cambio de gobierno municipal viene bien para poner en marcha los cambios, que ralentizados por el cansancio de varios años del gobierno saliente, puedan ser impulsados por sangre nueva, con ganas e ilusiones. Por tanto, tomemos las cosas no como una victoria de unos y una derrota de otros, pues ambos conceptos llevan intrínsecos unos ligeros visos de odio y rencor; sino como un cambio, más o menos natural, para que dé sus frutos, para bien y para servicio de este gran pueblo.
Y así, mi padre, ya octogenario, y yo, si Dios quiere, nos volveremos a juntar para seguir con nuestros almuerzos campestres y comentaremos como, si así van las cosas, no hay cambios traumáticos, ni odio ni nada por el estilo. Eso es jugar limpio y servir a un pueblo. Y haciendo un símil con palabras de nuestro Rey Juan Carlos y, cuando dijo que quería ser el rey de todos los españoles, así le deseo a Concepción Vivar, que sea la alcaldesa de todas las torreveñas y torreveños.
Que la Virgen de la Cabeza sea nuestra guía siempre. Y a todos os deseo mucha suerte en vuestra andadura. POR TORRENUEVA. PDCS
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