De nuevo en la palestra, buenos días, paisanos.
Después de estos días de feria deseo dejar mi opinión aquí reflejada, siempre con buenas intenciones, que son las de progresar en la mejora de las cosas.
Del programa de fiestas editado por el Ayuntamiento quiero hacer las siguientes observaciones: ¿Por qué siguen editando un programa que hay que ir al Ayuntamiento a recogerlo y dar un donativo? No me cuadra que una persona se vea en la tesitura de pagar por un librillo en el cual una serie de empresas se publicitan y por tanto han pagado (se supone) por ello. Y si de otro modo se dice que es cara la edición, ¿Por qué no se sacan unos trípticos? Son más prácticos (se llevan en el bolsillo) y por supuesto más baratos y se reparten por establecimientos y bares.
Otro tema es la megafonía (practicamente inexistente) de la plaza. Parece mentira pero en los años 70, del pasado siglo, cuando Fernando Hidalgo, el del estanco, hablaba por "el altavoz" se oía en toda la plaza. Hoy, el Pregón de Fiestas queda en un susurro por culpa de la falta de 4 altavoces que se pueden colocar en puntos estratégicos de la plaza. Es una pena. Claro que lo del pregón hay que echarnos también la culpa a los torreveños-parlantes que constantemente estamos molestando con nuestras voces o consintiendo que chiquillos estén montando follón en un acto que debe ser respetuoso y al que no esté a gusto en el sitio puede marcharse a tomar una cerveza y no molestar.
En otro orden de cosas, mi opinión es que no se debe de cambiar los días de la fiesta (la inauguración debe ser el 6 por la noche y finalizar el 10). Y los toros como siempre, el 9. Los forasteros nos adaptaremos como siempre.
Añadir que los espectáculos de la caseta municipal han estado muy bien, de hecho han estado bastante al completo. Y de la sardinada tengo que decir que aunque se hacía cola estaba muy bien organizado y el personal muy bien distribuído en la placeta.
Lo demás lo hemos hecho los torreveños/as con mucha ilusión. Todo por nuestra Madre, la Santísima Virgen de la Cabeza, a la que aún nos queda llevarla a su casa.
Después de estos días de feria deseo dejar mi opinión aquí reflejada, siempre con buenas intenciones, que son las de progresar en la mejora de las cosas.
Del programa de fiestas editado por el Ayuntamiento quiero hacer las siguientes observaciones: ¿Por qué siguen editando un programa que hay que ir al Ayuntamiento a recogerlo y dar un donativo? No me cuadra que una persona se vea en la tesitura de pagar por un librillo en el cual una serie de empresas se publicitan y por tanto han pagado (se supone) por ello. Y si de otro modo se dice que es cara la edición, ¿Por qué no se sacan unos trípticos? Son más prácticos (se llevan en el bolsillo) y por supuesto más baratos y se reparten por establecimientos y bares.
Otro tema es la megafonía (practicamente inexistente) de la plaza. Parece mentira pero en los años 70, del pasado siglo, cuando Fernando Hidalgo, el del estanco, hablaba por "el altavoz" se oía en toda la plaza. Hoy, el Pregón de Fiestas queda en un susurro por culpa de la falta de 4 altavoces que se pueden colocar en puntos estratégicos de la plaza. Es una pena. Claro que lo del pregón hay que echarnos también la culpa a los torreveños-parlantes que constantemente estamos molestando con nuestras voces o consintiendo que chiquillos estén montando follón en un acto que debe ser respetuoso y al que no esté a gusto en el sitio puede marcharse a tomar una cerveza y no molestar.
En otro orden de cosas, mi opinión es que no se debe de cambiar los días de la fiesta (la inauguración debe ser el 6 por la noche y finalizar el 10). Y los toros como siempre, el 9. Los forasteros nos adaptaremos como siempre.
Añadir que los espectáculos de la caseta municipal han estado muy bien, de hecho han estado bastante al completo. Y de la sardinada tengo que decir que aunque se hacía cola estaba muy bien organizado y el personal muy bien distribuído en la placeta.
Lo demás lo hemos hecho los torreveños/as con mucha ilusión. Todo por nuestra Madre, la Santísima Virgen de la Cabeza, a la que aún nos queda llevarla a su casa.