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TORRENUEVA: LA CONSTITUCIÓN DE LA LIBERTAD...

LA CONSTITUCIÓN DE LA LIBERTAD

Nos cuenta Pitágoras que la libertad dijo un día a la ley: “Tú me estorbas” y la ley respondió a la libertad: “Yo te guardo” y ese es precisamente uno de los cometidos principales de nuestra Constitución, ser salvaguarda de la libertad.

Una Constitución que el pueblo español ratificó un seis de diciembre de hace treinta años, hecho que la hace diferente al resto de textos de nuestro constitucionalismo histórico, puesto que es una Constitución no fruto de políticos o de gentes ilustradas, ni de unos sobre otros, sino de la voluntad soberana del pueblo español.

Su elaboración fue el resultado de un proceso político que el Rey, desde el momento en que asumió la Jefatura del Estado, creía necesario impulsar para la instauración de la democracia en nuestro país. Para ello, contó con la ayuda de Torcuato Fernández Miranda, considerado como el cerebro que sacó adelante la Ley para la Reforma Política, ante una oposición recelosa al cambio y con Adolfo Suárez, el político de la llave maestra, que con su talante y extraordinarias dotes de audacia y habilidad para el diálogo y el consenso, supo conducir el desarrollo de la transición desde la misma legalidad entonces vigente, clausurando el periodo franquista y abriendo la puerta del camino de la libertad, que culminó con la aprobación del texto constitucional más progresista en lo que se refiere a los derechos fundamentales y a sus garantías.

Sin embargo, el camino no fue fácil, estuvo lleno de momentos de crispación, de sobresaltos e incertidumbres, pero a la vez de esperanza. Era la oportunidad de dejar atrás una dictadura y una España dividida y enfrentada y eso fue posible gracias al espíritu de consenso integrador de todas las fuerzas políticas que la alentó. Lo que supuso, por tanto, y en palabras del propio Suárez: “punto de encuentro y marco de diálogo de todos los españoles y de todas las partes territoriales que integran la nación española y el estado de derecho”.

El resultado ha sido el mayor periodo de estabilidad y prosperidad de nuestra historia, al otorgarnos treinta años de convivencia política, de progreso económico, de prestigio internacional, de apertura de la sociedad, de concordia y de libertad. Y hoy, sigue siendo la mejor garantía para afrontar el futuro con entusiasmo y optimismo, desde nuestra condición de Estado social y democrático de derecho. Así pues, ¡Por muchos años más, Constitución!

María Reyes Hellín Cruz