Castillo desde la
puerta principal de acceso a la fortaleza.
El Castillo de
Alarcón es una construcción de origen árabe, dependiendo inicialmente del emirato de
Córdoba. Tras la descomposición del califato cordobés y la formación de los reinos taifas, se subordinó al de
Toledo. En 1.184, Alfonso VIII lo conquistó el día de
san Andrés. A partir de entonces, el enclave de Alarcón mereció la atención de los sucesivos reyes de Castilla engrandeciendo y reforzando su castillo, a la par que dotaron a la villa de un fuero propio (1.186) y le otorgaron el señorío de amplios territorios circundantes, siempre bajo la órbita de la Orden de Santiago.
Durante los S. XIV y XV el Señorío de Alarcón alternó varias etapas, dependiendo unas veces de su vecino el Marquesado de Villena con otras que estuvo bajo la órbita del Reino de Castilla.
Superada la Edad Media, el castillo de Alarcón sufrió el deterioro propio de un inmueble abandonado y en desuso. En 1.712 pertenecía al marqués de Aguilar.
En el año 1.720 el Castillo estuvo gobernado por Alejandro de Alarcón y la duquesa Julia de Alarcón y ambos refugiaron a mucha gente durante los conflictos en el país.
El duque de Frías, José María Bernardino Fernández de Velasco le vendió el castillo a don Rafael Lázaro Álvarez de Torrijos por 20.000 reales (
Madrid, 5 de junio de 1.863).
En el año 1.963 el ministerio de
Información y Turismo lo expropió a la
familia Álvarez Torrijos
Torres, y una vez rehabilitado como
Parador Nacional de Turismo Marqués de Villena, se inauguró el 25 de marzo de 1.966.
No obstante, no es el castillo el único elemento del patrimonio
monumental de Alarcón. Cuenta también con una variada
arquitectura, tanto religiosa (
iglesias de
Santo Domingo de Silos, de San Juan Bautista, la
Santa Trinidad, Santa María del
Campo, y la
ermita de Santa María de la Orden), como civil (el
Ayuntamiento, la
Casa de Villena y el
palacio de los Castañeda).
Además, en 1.994 el pintor Jesús Mateo inició el proyecto de pintar el interior de la antigua
iglesia de San Juan Bautista, las denominadas Pinturas Murales de Alarcón (1.994-2.002), que fueron protegidas por la Unesco en 1.997 por su alto interés
artístico mundial; desde entonces Alarcón alberga esta obra de
arte contemporánea.