La alegría que siempre ha habitado esta casa todavía permanece escondida entre sus paredes, ahora más silenciosas.Cuando el Tintorero se marchó se llevo consigo todos los recuerdos de una vida de trabajo, el amor de su familia, el cariño de los que le quisieron.Dios se llevó sus ganas de vivir, sus bromas y buenos sentimientos.Todavía hoy parece que está en el patio sentado, almorzando, o soñando en las noches cálidas de verano bajo un manto de estrellas tumbado en su hamaca tranquilo, viendo pasar ... (ver texto completo)