Por supuesto que el de la
farmacia, que hasta está rota la
puerta de apoyarse en ella. A ver si la gente se da cuenta de que es un establecimiento público del que tienen que salir y entrar personas, como si nos fueramos a sentar a la
puertas del
bar o la
panadería. Además que hay un banco a cuatro metros, por muy incómodo que sea. Y menos malas caras cuando nos lo digan.