En el Cerro estaba rico todo, hermoso. Estaba rica la zurra, los helados, el turrón de los turroneros, las garrapiñás, las gaseosas de cinco reales, (por ir a refrescar una al
río casi nos rompemos la crisma mi prima y yo), y no te digo nada sobre lo que vendía "el barquillero" eeeehhhh?
Por cierto, ya teníais edad vosotros, hermoso mío, para empinar el cazo de la zurra? ¡Ah, ya...! Que era la
Virgen de la Cuesta y entonces se permitía todo... Entiendo, entiendo... ¡Pero no todo estaba permitido,
... (ver texto completo)