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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Cruzamos el puente
Foto enviada por Qnk

Pero para romano extravagante, Virgilio con su mosca. El gobierno planeaba confiscar las tierras de los latifundistas y parcelarlas para entregarlas a veteranos de guerra, con excepción de aquellas tierras que contuvieran mausoleos. Para burlar la ley y poder acogerse a la excepción, Virgilio organizó un costosísimo funeral con plañideras, músicos, invitados célebres y lectura poética, una ceremonia con la que pretendía dar sepultura a la que, según él, había sido su amada mascota: una mosca, que ... (ver texto completo)
El eunuco le aclaró que se refería a la ciudad, que estaba siendo arrasada por el godo. Cuando el emperador supo que no se trataba de la gallina, exhaló un suspiro de alivio.
— ¡Pero si hace un momento estaba comiendo de mi mano! —se alarmó Honorio.
Procopio relata que el emperador Honorio tenía una gallina faraona a la que llamaba Roma. Cuando la ciudad fue saqueada por Alarico, el eunuco a cargo del gallinero imperial corrió a anunciarle el fin de Roma.
Dicen que la única criatura a la que Nerón amó fue su pantera Febea. La vio por primera vez en un combate de fieras en el coliseo, y quedó tan impresionado por su ferocidad que decidió perdonarle la vida y quedarse con ella como mascota. Hizo construir una jaula de oro en los terrenos de palacio, pero no permanecía encerrada todo el tiempo, sino que a veces la soltaba mientras tenía invitados a cenar. No se permitía que nadie mostrara disgusto ni incomodidad.
Craso no era, sin embargo, el único romano que amaba a estos animals. Vedio Pollión, amigo de Augusto, era famoso tanto por sus riquezas como por su crueldad para con sus esclavos. Tenía morenas como mascotas, y adornaba a algunas de ellas con joyas. Pero lo peor del caso es que las alimentaba con los esclavos que no hubieran cumplido bien su cometido. Cuentan que uno de sus peces vivió hasta la venerable edad de 60 años, algo que seguramente ninguno de sus esclavos llegó a conseguir.
— ¿Es verdad que tú no lloraste en los funerales de ninguna de tus tres esposas?
A lo que él replicó:
— ¿Es verdad que lloraste la muerte de tu pez?
Una de las mascotas más llamativas fue la de Licinio Craso, muy aficionado a las angulas. Este hombre, de quien Cicerón atestigua cuán grave y serio era, sentía un desmedido amor por uno de los peces de su estanque, una morena. Según Plinio el Viejo, fue su afición a estos animales lo que determinó que adoptara el apellido Murena. Llevaba a su pez engalanado con pendientes de piedras preciosas, y le daba de comer de su mano. Cuando su mascota murió, lloró con desconsuelo y le guardó luto como a una ... (ver texto completo)
Tiberio poseía una serpiente a la que alimentaba con su propia mano. Según Suetonio, un día, cuando iba a alimentarla, descubrió que había sido devorada por hormigas, algo que se interpretó como una advertencia de los dioses para que tuviera cuidado con el poder de las masas.
Augusto lanzó la moda de cuervos y periquitos que podían hablar, y solía pagar unas sumas enormes por esos pájaros. Los romanos pobres intentaban apoderarse de los cuervos y enseñarles unas cuantas palabras, esperando que el emperador los recompensaría generosamente. Y entre los acomodados, hubo un hombre que pagó lo que era el precio de un viñedo con sus esclavos por un ruiseñor blanco que quería regalar a Agripina, la hermana de Calígula.
Calígula, al igual que Británico, también poseía varios ruiseñores y un estornino que, según se decía, sabían hablar latín y griego.
Trajano también tenía un caballo que mantenía como mascota sin otra utilidad. No tomaba parte en las carreras ni hacía otra cosa que no fueran cabriolas y piruetas que le enseñaba
Al parecer, Calígula incluso planeaba otorgarle un consulado, pero no llegó a tener ocasión: un guardia de palacio, Casio, tuvo la impresión de que el emperador había llevado demasiado lejos su amor por un animal, y asesinó a Calígula.