La leyenda asegura que el joven emperador comía y dormía en los establos, junto al caballo, los días de las carreras. Se cuenta que en una de aquellas carreras, a pesar de todo, perdió Incitatus y que Calígula no pudo contenerse y mandó matar al osado auriga, pero diciéndole al verdugo aquello de "Mátalo lentamente para que se sienta morir".