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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

El gorro de Papa Noel
Foto enviada por Qnk

Lo mismo sucedió en todas las casas. O la familia se había ido de vacaciones o, lo que es peor, los niños estaban despiertos por culpa del calor. Más de una vez tuvo que volverse sigilosamente chimenea arriba por miedo a ser visto. Una familia incluso llamó a la policía porque escucharon ruidos extraños en su chimenea.
-Estas moscas no las hay en invierno -refunfuñó sacudiendo su cola de reno.
Este no le prestaba atención. Estaba ocupado sacudiéndose el enjambre de moscas y mosquitos que le acosaban.
- ¡No me esperaban! -dijo, tratando de salir de la chimenea, sudoroso y molesto-. ¡Se fueron de vacaciones! ¿Puedes creerlo? -comentó a Rodolfo.
Pero lo peor de todo es que no había zapatos donde dejar los paquetes. O sea, que tuvo que arreglárselas para volver a subir la chimenea con todos los regalos a cuestas.
Poco a poco comprendió lo que pasaba. ¡La familia se había ido de vacaciones! ¡Qué faena! Se habían ido de vacaciones y no pensaron en él.
Tras mirar a su alrededor, pronto se dio cuenta de que algo no andaba bien. No había ningún vasito de jerez, ni siquiera un trozo de pastel, esperándole; tampoco había el árbol de Navidad, ni guirnaldas, ni los regalos que compran las mamás y los papás. La casa tenía un aspecto solitario y vacío.
La chimenea estrecha no era un problema esta vez. Papá Noel bajó por su interior tan fácilmente como una carta cae en un buzón. Una vez dentro de la casa se paró en la alfombra de la sala a limpiarse el hollín de la nariz.
Debido a la ola de calor, en ese mes de julio los tejados estaban todos secos y era fácil trepar a ellos. El carro de seis ruedas era liviano y, cuando aterrizaron en el primer tejado, Rodolfo se sentía aún descansado.
“Me siento en plena forma”, pensó, y se lanzó a la calle.
Papá Noel se afeitó, pues sólo se dejaba crecer la barba en invierno por causa del frío, y se vistió con sus téjanos favoritos, una camiseta y las sandalias. Se miró en el espejo.
-Bueno…, dicen que un cambio es tan bueno como un descanso -le comentó a Rodolfo-. Realmente, este verano me hacen mucha ilusión las Navidades. Saca el carro de seis ruedas, no necesitamos ir de casa en casa con el viejo trineo.
Julio llegó muy pronto. Papá Noel estaba tan ocupado en su intento por conseguir tener todos los regalos a tiempo que ni siquiera pudo ir de vacaciones.
-En julio -contestó Papá Noel, que se sintió mejor sólo de pensar en ello-. ¡Jo, jo, jo!
- ¿Mucho antes? -le preguntó Rodolfo, desapareciendo bajo una nube de nieve*