– ¿Por casualidad has visto una paloma con una cinta dorada en el pico? Ha entrado aquí, si no me equivoco.
Pero al traspasar el umbral, en vez de un pájaro travieso, la muchacha se encontró delante de un apuesto principe bien vestido y bien peinado, y le preguntó:
Durante el vuelo, la paloma se posaba de vez en cuando en algún sitio y casi parecía que quisiera que la alcanzara. En cuanto llegó al bosque, se dirigió a la puerta de una casita escondida entre árbolas y matorrales, y la princesa fue detrás.
- ¡Una vez está bien, pero dos son demasiado!- dijo la muchacha, y se puso a perseguirla.
Pero he aquí que al día siguiente llegó de nuevo la paloma y esta vez se llevo la cinta dorada.
La princesa se entristeció, pero tenía muchos peines, así que no pensó demasiado en ello.
Sin embargo, un día se olvidó el peine sobre el alféizar y una paloma entró inmediatamente por la ventana, lo agarró con el pico y salió volando hacia el bosque.
Por el amor
En la época en la que las hadas vivían en Sicília, había una princesa que tenía el pelo largo hasta las rodillas, y era tan hermoso que nadie podía tocarlo. Ella misma se peinaba con un peine de oro y luego se lo trenzaba y recogía con una cinta dorada.