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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Todos están esperando
Foto enviada por Qnk

Y su madre se puso muy contenta al ver la preciosa carpa dorada que le habían traído como regalo.
Al llegar a casa, Pompita y Pirulo se despidieron de Mirta. Corrieron a contarle a su madre todo lo que habían visto y hecho en la feria.
Había sido un día inolvidable.
Entonces Pompita se dirigió hacia la salida, donde encontraron a Mirta esperándoles. -Os habéis quedado sin dinero, se hace tarde, y aquí me tenéis esperándoos. Tenéis que estar en casa para la hora de la merienda, conque arriba, ¡os llevaré gratis!
Con lo que les quedaba del dinero que les había dado su madre, Pirulo se puso a tirar al blanco, y aunque al principio no acertó, por fin logró derribar un erizo de mar. —IHurra! —gritaron todos. ¡Pirulo había ganado una hermosa carpa dorada!
Luego se apuntaron a la carrera de caballitos de mar y cabalgaron con las demás estrellas por el fondo del mar. Eso fue lo más divertido.
Vieron a los cangrejos-autos de choque, al tiburón-tren fantasma, la noria gigante de la anguila y el teatro de títeres del caracol marino.
Primero subieron a los tentáculos del pulpo, que les hizo girar a tal velocidad que tuvieron que agarrarse muy fuerte para no caer.
Mirta aterrizó sana y salva y, después de darle las gracias, Pompita y Pirulo penetraron en el mundo mágico de la feria.
Es la feria!
— ¡Mira ahí abajo! —gritó Pompita—.
—iOlé! —exclamó Pirulo—. ¡Esto es mejor que montar en una noria!
A Mirta le encantaba poder ayudarles. —Hala, subid a bordo, que esta buena tortuga os llevará a la feria. Como no nos demos prisa, nos perderemos la función. Agarraos bien y ¡andando! Mirta despegó del fondo del mar y partió para la feria en Arrecife de los Naufragios.
¿Podrías tú ayudarnos?
—Lo que pasa es que hemos perdido el último pez volador que salía para la feria —dijo Pompita—.
— Pues sí, desde pequeñita, no lo puedo remediar.