Penélope le quitó el disfraz, sin poder creer lo que veía, y súbitamente un fuerte abrazo unió a marido y mujer, separados desde hacía tantísimos años. Telémaco, con los ojos húmedos de lágrimas, sonreía.
Y, en adelante, Ulises quedó dueño de su reino y su mujer para siempre.
Y, en adelante, Ulises quedó dueño de su reino y su mujer para siempre.