Armados de valor, se acercaron de forma decidida, arrancaron la
piedra gigante y la alzaron. Entonces, en el tiempo que puede transcurrir entre unos pocos segundos, un diminuto rostro, sonriente,
feliz y hermoso, los observó desde el fondo del
agua oscura, mirando firmemente hacia arriba. La luz se hizo más y más intensa, y regresó tan repentina y brillante, que se vieron obligados a retroceder cegados. Cuando recobraron la vista, había Luna Llena en el
cielo, más preciosa, bella e iluminada que
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