- ¡Que bello soy! ¡No hay ningún animal que vista tan señorial!.
Todos admiraban sus
colores, pero no su mal humor y su vanidad.
Un día, paseaba por el
campo, cuando de repente, comenzó a
llover.
La
lluvia, dio paso al sol y éste a su vez al
arco iris.
El camaleón alzó la vista y se quedó sorprendido al verlo, pero envidioso dijo:
- ¡No es tan bello como yo!.