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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Donald en el País de las MATEMÁTICAS
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

Entonces cada uno sujetó al que tenía delante de él y Cola de Algodón agarró la trampa, y todos juntos tiraron y tiraron. Y eran tantos y tiraron tan fuerte, que al final la trampa se aflojó y el Gran Oso Pardo marrón quedó libre. Entonces todos volvieron a casa juntos, y cuando llegaron allí, ¡quién verían allí de pie en la puerta sino a la propia pequeña Coneja Blanca! Ella se había escapado de su pequeño hijo y había vuelto para cuidar de sus propios bebés otra vez. ¡Y quizás no lo creeréis pero ... (ver texto completo)
Por supuesto que te ayudaremos”, dijeron todos los pequeños conejitos.
“pero te ayudaremos ahora pues te queremos porque has sido muy bueno con nosotros y no te sabes enfadar”.
“Lo sentimos porque fuimos muy traviesos y te hicimos salir de casa, Gran Oso Pardo”, dijo.
Así todos los pequeños conejitos salieron y buscaron al Gran Oso Pardo. ¿Y donde pensáis que lo encontraron? Se había quedado también atrapado en una trampa y no se pudo liberar. Entonces los pequeños conejitos se arrepintieron aun más, porque recordaron lo bueno que había sido con ellos. Pero Cola de Algodón habló el primero porque era el mayor.
“Vosotros debéis venir también y ayudarme”, respondió Cola de Algodón.
“ ¿y qué haremos nosotros?”
“ ¡Sí!” lloraron,
“Saldré a buscar al Gran Oso Pardo y traerlo de vuelta a casa”. Los pequeños conejitos se alegraron mucho de esto”.
“Yo soy el mayor”, dijo,
“Vamos a molestarle y a ver si le podemos despertar”, respondió Cola de Algodón. Y así lo hicieron todos los pequeños conejitos solo pensaron en molestar al Gran Oso Pardo. Saltaron arriba y abajo en su espalda, y algunos de ellos le tiraron de las orejas, y uno de Ellos incluso le hizo cosquillas en la nariz con una paja; cada uno de ellos empezaron a ver como de traviesos podían ser. Podeis estar seguros de que el Gran Oso Pardo no tuvo una larga siesta. Pero cuando se despertó no les regañó en ... (ver texto completo)
“ ¿Y qué haremos ahora?” preguntaron.
“No nos portemos bien más. El Gran Oso Pardo no sabe como enfadarse, y nunca nos va a regañar demasiado”. Por supuesto, todos los pequeños conejos pensaron que sería muy agradable no ser buenos nunca más.
“me quedaré hoy en casa y miraré lo que hacen estos conejos traviesos”. Y mientras que él estuvo mirando a los conejos ellos se portaron bien. Pero después de un rato, estaba muy cansado y y se tumbó para echarse una siesta. Entonces, de la misma manera que lo había hecho antes, Cola de Algodón reunió a sus hermanos a su alrededor, y les dijo en voz baja:
“ ¡Comámonos su miel!” respondió Cola de Algodón. Y así lo hicieron, ¡hasta la última gota de miel! Entonces saltaron en su cama y la dejaron toda revuelta, y fueron tan traviesos como lo puede ser un conejo. Cuando el Gran Oso Pardo volvió a casa, se lamentó mucho de ver lo que habían hecho pero no les regaño mucho, porque era un oso con corazón amable y no sabía como enfadarse. Únicamente, cuando llegó la siguiente mañana, se dijo a sí mismo: