“ ¡Sí, por su puesto!” lloraron todos los pequeños conejos. Así, al final el Gran Oso Pardo les dejó pasar dentro de su
casa y empezó a cuidar de ellos, y al principio todo fue bastante bien. El Gran Oso Pardo Marrón simplemente cuidó tan bien de todos los pequeños conejos como de su propia casa. Les lavaba la cara a todos cada mañana, y les cepillaba su pelaje de la manera correcta. También arreglaba todas sus ropas e incluso consiguió libros para ellos y empezó a enseñarles las letras. Por un tiempo
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