Avino, pues, que un día de
navidad, Longinos fuese a la próxima aldea…; pero ¿no os he dicho nada del
convento? El cual estaba situado cerca de una aldea de labradores, no muy distante de una vasta floresta, en donde, antes de la fundación del
monasterio, había cenáculos de hechiceros,
reuniones de hadas, y de silfos, y otras tantas cosas que favorece el poder del Bajísimo, de quien Dios nos guarde. Los vientos del
cielo llevaban desde el
santo edificio monacal, en la quietud de las
noches o en los
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