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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

El árbol de los nidos
Foto enviada por Qnk

— ¿Qué es esto? —preguntó Pandora, riendo y bailando en torno a la caja—. ¿Es un regalo para mí?
Un día Epimeteo llegó a casa con un objeto grande y cuadrado, envuelto en un paño. Era una vieja y polvorienta caja, asegurada con unos cierres y una cuerda dorada.
La búsqueda de obsequios para su esposa le llevaba cada vez más lejos de su casa. Cuando se quedaba sola, Pandora se paseaba por las habitaciones de su soleada mansión.
Una persona poco amable hubiera dicho que Pandora era una mujer consentida. Pero nadie era tan poco amable para decir semejante cosa, y Epimeteo gozaba colmándola de regalos. Cada día le llevaba un vestido nuevo, o unas sandalias, o joyas, o una estatua para el jardín.
Los matrimonios no se peleaban nunca. Por este motivo, a Pandora y Epimeteo les encantaba estar siempre juntos, bailando, divirtiéndose, jugando y durmiendo al sol de una primavera que duraba todo el año.
Una época en que nadie se lastimaba nunca, ni envejecía demasiado. Y puesto que nadie envidiaba a su vecino, no había peleas, ni guerras, ni muertes. Una época en que reinaba la abundancia para todos y no existía la codicia.
La caja de Pandora

Imaginaos una época, hace muchos, muchísimos años, cuando no existían en el mundo ni la desdicha, ni la enfermedad, ni el rencor.