Las chicas habían huido, pero el oso las llamó “Rosa Blanca, Rosa Roja, no tengáis miedo”. Soy yo, vuestro
amigo el oso. “Entonces ellas reconocieron su voz y dejaron de correr, y cuando el oso estaba cerca de ellas su piel se cayó, era un hombre y llevaba unos hermosos vestidos,
bordados en oro, el hombre les dijo: “Soy el hijo del Rey”, había sido encantado por ese gnomo gruñón, me condeno a parecer un oso, y no podía liberarme del encantamiento hasta que pudiera matarlo. Ahora el tiene su merecido.