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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Aprendiendo a andar
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APRENDIENDO A ANDAR

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CEA BERMUDEZ, 10-12 - MADRID (3)

Depósito legal M 7292 - 1963
Impreso en La Editorial Católica - Madrid
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Luego, montó en el caballo del estudiante y se alejó silbando. Al cabo de una hora, un joven enviado por el soldado puso en libertad al ingenuo estudiante, que efectivamente había aprendido muchas cosas, entre ellas, que siempre debe primar el sentido común.
- ¿Cómo te encuentras, camarada? ¿Has aprendido ya que la sabiduría es fruto de la experiencia? ¡Quédate ahí hasta que aprendas a ser cauto!- exclamó el soldado.
- ¡Súbeme ahora!
Luego se metió dentro del costal y le dijo:
El estudiante bajó el costal, lo abrió y sacó al soldado.
- ¡Bájame y te daré gusto!- exclamó el soldado.
- ¡Bendita sea la hora en que te he encontrado! ¿Me permitirás que me meta un ratito en tu costal maravilloso?
El estudiante exclamó:
¡Éste es el saco de la sabiduría! No llevo más que unos minutos metido en él y ya sé todo lo que se puede saber. ¡Este saco hace inútiles las escuelas y los profesores! ¡Dentro de cinco minutos bajaré y apabullaré a mis semejantes con mi inagotable sabiduría! Si tú deseas ocupar mi lugar unos minutos te darás cuenta de la bondad de mi costal.
Por que he querido ser sabio.
- ¿Cómo es que estás ahí?
El estudiante miró hacia arriba y quedó asombrado al ver moverse el costal y la cabeza humana que emergía. Entonces preguntó:
- ¿Cómo estás, estudiante?
El soldado empezó a revolverse dentro del costal, hasta que logró hacer un agujero por el cual sacó la cabeza. Vio entonces que se acercaba un estudiante.