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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

El Capitán Trueno, ENIGMA MORTÍFERO
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

A partir de ese día, Gorgu pudo conciliar fácilmente el sueño todas las noches.
La sequía terminó, Jabula fue aclamado como rey y la valiente Tombi se convirtió en su esposa.
Luego, Tombi entró en la oscura y pestilente cueva y acarició suavemente la cabeza de Jabula. El chico estaba muy débil a causa del hambre, pero seguía vivo. Triunfantes, las jóvenes lo transportaron con sumo cuidado hasta la cabana de Gorgu. Cuando los pájaros vieron que Jabula había regresado junto a su tribu, llamaron a las nubes para que trajeran la lluvia.
Las chicas rieron hasta caer al suelo. Nunca habían visto a unos hombres tan ridículos y asustados.
Los guerreros lanzaron un grito de temor. ¿Quiénes eran aquellas criaturas que les desafiaban? No se atrevían a preguntar nada. Arrojaron sus lanzas al suelo, pasaron corriendo junto a las jóvenes y huyeron hacia las lejanas colinas. Jamás volvieron a ser vistos.
Furioso, el hermano mayor salió precipitadamente de la cueva. Mas lo único que pudo distinguir a la luz del amanecer fue unos rostros grotescos, huesos blancos y plumas. Visiblemente espantado, llamó a sus hermanos para que se reunieran con él. Luego, ocultándose los unos con los otros, salieron los guerreros de la cueva. Tombi y las demás muchachas se pusieron a gemir y a gritar de una forma horrible. Agitaron sus faldas de plumas y patearon el suelo con sus pies pintados de blanco.
Por toda respuesta, Tombi y las demás muchachas lanzaron un violente grito de guerra.
— ¿Qué es esto? —gritó el hermano mayor—. ¿Quiénes son?
— ¡Salgan, cobardes! ¡Doce hombres para custodiar a un muchacho! Salgan, veamos si son capaces de luchar contra nosotras.
Comenzaba a clarear el día cuando, de pronto, un espantoso alarido despertó de su sueño a los doce hermanos, quienes tomaron sus lanzas.

Acto seguido, una voz capaz de helarles la sangre se oyó en la tenue luz del amanecer:
Al llegar junto a la cueva donde sus doce hermanos tenían secuestrado a Jabula, las chicas formaron un círculo en torno a la entrada. Tombi permaneció en el centro.
Inmediatamente, las jóvenes se reunieron detrás de los corrales. Riendo a la luz de la luna, comenzaron a vestirse con horrendas máscaras. Pintaron extraños dibujos en sus brazos y piernas y se pusieron unas faldas hechas con afiladas plumas. Luego, agachadas, avanzaron rápidamente y en silencio por entre los tallos de las hierbas, siguiendo a Tombi hacia las colinas.
Pero Tombi era una chica muy valiente y lista, descendiente de un ancestral linaje de guerreros. Era la jefe de todas las jóvenes y convocó a sus compañeras para la batalla. Desde que Jabula fue secuestrado por sus hermanos, Tombi había estado haciendo planes para rescatarle. Su primer paso consistió en dirigirse sigilosamente a cada una de las chozas, despertando a sus amigas.
Naturalmente, Gorgu no creía que Tombi tuviera un plan. No era más que una niña y nada podía hacer para ayudar a Jabula.
—Pues guarda tu secreto y recibe mi bendición, hija mía. Ahora vete, necesito dormir.