El viejo rey, su marido, había muerto dejando tan sólo problemas. Tenía trece hijos, y tras su muerte, los chicos se habían peleado reivindicando cada uno su derecho a ser rey. Gorgu suspiró al pensar en sus díscolos hijos. Todos los presagios, los huesos examinados por los hechiceros, la posición de la luna y las estrellas la
noche en que falleció el rey, el rugido del
león y el canto de los pájaros, todos estos signos exigían que Jabula, el hijo menor, fuera el rey.