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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

El Jabato. ¡LA GRAN BATALLA!
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

Y todas la noches ofrecian concierto gratis a todos los animales de los bosques cercanos.
Los músicos decidieron quedarse en la abandonada mansión, y allí vivieron y cantaron juntos durante muchos años.
Y toda la banda se alejó de allí temblando de miedo.
– En la casa hay una bruja que me ha arañado con sus uñas; y en la puerta, un hombre me ha clavado un cuchillo en la pierna; cuando me escapaba, un gigante me ha sacudido un garrotazo en la espalda, además, se oía la voz del juez gritando”Traédmelo aquí” mientras me tiraban de las orejas. He escapado de milagro…
Un vez a salvo, el maltrecho ladrón contó así asu jefe la trágica aventura:
Y cuando huía hacia el pajar, el burro le propinó una impresionante coz en la espalda; y el gallo, enfadado porque habían interrumpido su sueño, le picoteó la oreja gritando su “kikirikí”.
El bribón hablló todo en silencio. Entró a oscuras y quiso encender una cerilla. Entonces el gato le araño la cara y el ladrón echó a correr; pero tropezó con el perro, que le mordió en la pierna.
Tú- añadió señalando a uno de sus secuaces-, ve a ver quién hay dentro.
Cuando los ladrones vieron desde lejos que ya no había luz ni jaleo en la mansión, dijo el jefe de la banda:

– No debimos irnos.
Los cuatro músicos dieron buena cuenta del banquete y, tras brindar por el éxito de la compañía, se echaron a dormir plácidamente.
Los ladrones huyeron del caserón como almas en pena, sobrecogidos de terror.
Entonces, de pronto, entonaron su caótica melodía: rebuznos, ladridos, maullidos y cacareos entremezclados, que semejaban el alarido de una legión de brujas. enfadadas. Inmediatamente invadieron la habitación con el mayor alboroto que imaginar cabe.
El asno puso las patas delanteras en la ventana, el perro se subió a su lomo, el gato trepó al lomo del perro y el gallo se situó sobre la cabeza del gato.
– Pues yo estoy hambriento- dijo el perro, y los demás asintieron, y se pusieron a pensar un plan…
El asno se asomó a la ventana y susurró a los demás:

– En la mesa hay un banquete de primera, y unos ladrones se están poniendo las botas.