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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Tebeos de chicas
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

Y normalmente era verdad. Los niños respetaban férreamente al padre pero nadie contaba con lo que estaba a punto de ocurrir.
– Sí papá. Puedes estar tranquilo.
Los pequeños, acostumbrados a no desobedecer ninguna orden o indicación de su padre, dijeron obedientemente a coro:
– Cuidado con tomar la llave e ir a curiosear en la jaula. Es nuestra comida y más les vale mantenerse alejados de ella hasta tanto esté preparada y bien servida. Voy por leña y cuando regrese quiero ver todo tal cual lo dejo.
Al llegar a su casa el hombre desempacó su botín y lanzó a la tortuga a una jaula bien asegurada por gordos barrotes y un cerrojo. Luego de pasar la llave la colocó sobre la mesa, donde sus tres hijos pintaban, y comentó impositivamente:
Por supuesto, la tristeza de la tortuga era apabullante. Segundos atrás estaba haciendo lo que más le gustaba en la vida y ahora se veía atrapada en morral, de donde con toda seguridad saldría para terminar como vulgar alimento de personas incapaces de apreciar su arte.
Así, priorizando los pedidos de su estómago, el hombre decidió cazar sorpresivamente a la tortuga. Con una soga la enlazó por el cuello, sin percatarse que al hacerlo privaba al bosque y al resto de sus moradores, que huyeron ante la presencia de un extraño, de la bella melodía que precisamente lo llevó a ese lugar.
– ¡Pero mira que me han puesto en el camino! –exclamó emocionado– Esta noche podré variar mi cansino menú y degustar una sabrosa sopa de tortuga.
Resulta que un día pasaba un hombre por el bosque, e intrigado por aquella celestial música que se escuchaba, buscó afanosamente el lugar del que provenía hasta que dio con el rincón preferido por la tortuga y la vio.
Sin embargo, la suerte les jugaría a todos una mala pasada.
Cada mañana la tortuguita hacía desprender melodiosas notas de su flauta que se extendían por el bosque y animaban el despertar de todos los animales a la redonda, los que no dudaban en celebrar y agradecer el don de su compañera.
La tortuga y la flauta

Érase una vez una pequeña tortuga, pero con un cuello grande, que tenía la extraña habilidad de tocar la flauta como pocos en el orbe podían hacerlo.
Yo se los vendía a las chicas de mi "Panda" pues los pedía directamente a las Editoriales
¡Vaya! Hoy son tres las personas que me acompañan en este foro alconchelero. En primer lugar Qnk: ¡Hola Qnk, nuenos días!; en segundo lugar Mar, a la que le acabo de dejar respuesta a su mensaje, y en tercer lugar tenemos a Barrera, a quien no tengo el gusto de conocer pero que deduzco su gran capacidad para el "comercio", y que le doy la bienvenida al foro de Alconchel.

Por cierto, y recordando a Clarisa: Hoy es su cumpleaños, y días pasados fue el de Gabriel, así que aprovechando que el Pisuerga ... (ver texto completo)
¡Madre mía, pero si parece que estoy viendo los mismos tebeos que Clarisa y yo leíamos en tiempo de vacaciones...! ¡Anda que no habré copiado, que no calcado, caras como las que podemos ver en este tebeo de la foto!
En algunos, como en éste, venía escrita las letras de las canciones de la época, así que como dicen que lo que se aprende de chico no se olvida, muchas, si no todas las que aprendí, aún las recuerdo.

Mirad, en este momento recuerdo esta de la que os escribo un poquito:

Los libros ... (ver texto completo)
Yo se los vendía a las chicas de mi "Panda" pues los pedía directamente a las Editoriales
¡Madre mía, pero si parece que estoy viendo los mismos tebeos que Clarisa y yo leíamos en tiempo de vacaciones...! ¡Anda que no habré copiado, que no calcado, caras como las que podemos ver en este tebeo de la foto!
En algunos, como en éste, venía escrita las letras de las canciones de la época, así que como dicen que lo que se aprende de chico no se olvida, muchas, si no todas las que aprendí, aún las recuerdo.

Mirad, en este momento recuerdo esta de la que os escribo un poquito:

Los libros ... (ver texto completo)