¿tienes una cafetería?

ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Nevada en diciembre
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

Incendiad su casa! ¡Probablemente en este momento esté comiendo un huevo por la parte redonda!
— ¡Traición! ¡Es un traidor a Liliput! ¡Lo mataré! ¡Envenenad su bebida!
Le daban mucha pena los blefuscus que había derrotado y decidió visitar la isla para disculparse. Cuando el emperador Golbasto se enteró de lo que había hecho, se puso furioso.
De repente, se sintió muy solo entre toda aquella gente. Tenía ganas de volver a casa.
— ¿Estáis en guerra por eso? De haberlo sabido, nunca os habría ayudado.
Gulliver no podía creer lo que oía.
— ¡Porque son muy malos! —contestó el emperador Golbasto, que aún bailaba de alegría por la noticia de la victoria—. ¡Comen los huevos pasados por agua agujereando la parte redonda! ¿Te lo imaginas? ¡Es una costumbre repugnante! Pero ahora los hemos derrotado y los obligaremos a comerlos por la parte puntiaguda.
—Ahora explicadme —dijo, agachándose junto a palacio— ¿Por qué estáis en guerra con Blefuscu?
Gulliver llevó los barcos al Puerto Real y luego fue a visitar al emperador.
— ¡Tres hurras para el Hombre Montaña! Ha salvado a Liliput.
La gente de Liliput gritó hasta quedar ronca al ver a Gulliver acarreando la flota con las cincuenta cuerdecillas. Cuando llegó a tierra, le aclamaron.
Gulliver se detuvo en la playa, sacó los hilos y los anzuelos que llevaba y los fue enganchando uno tras otro a la proa de todos los barcos del puerto. Cortó las cadenas de las anclas con su cortaplumas y, luego, tirando de los cincuenta hilos, sacó los barcos del puerto y los llevó a Liliput.
Los marineros de las cincuenta naves de guerra se tiraron por la borda y escaparon nadando para salvarse. Los soldados arrojaron sus arcos y sus flechas, y huyeron a esconderse en las montañas del interior del país.
— ¡Giganticus! —gritaron, creyendo que Liliput había contratado a un horrible gigante para luchar contra ellos—. ¡Gentelilli enviagor ferrífero gigantico! ¡Mató ranos!
En la playa se habían reunido treinta mil soldados y marinos de Blefuscu, que iban a invadir Liliput. Pero la aparición de Gulliver, que surgió de las aguas, llenó sus treinta mil corazones de pánico.