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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Anverso, billete 5€ 2002
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

Se acercaba el frío invierno, y las golondrinas comenzaban sus vuelos migratorios hacia Egipto. Una de ellas, que había postergado su partida, eligió la estatua del Príncipe Feliz como refugio. Acurrucada ya para dormir, sintió una gota en el pico. Después otra, y más tarde, otra más. Al alzar la vista, vio que los ojos de la estatua estaban llenos de lágrimas, y éstas eran las que caían sobre ella.
EL PRÍNCIPE FELIZ
La estatua del Príncipe Feliz, sobre una alta columna, dominaba toda la ciudad. Estaba recubierta por láminas de oro, sus ojos eran dos zafiros de azul profundo y en la espada brillaba un enorme rubí. Los habitantes de aquella ciudad estaban orgullosos de vivir en un lugar tan bellamente adornado y todos, niños y grandes, lo tomaban como modelo y ejemplo a seguir. -Es realmente bonito, como un ángel -decían- parece tan feliz, nunca llora.