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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Billete 5€ 2002, reverso
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

-Joven señor -dijo ella, envuelta en velos y enseñando un solo ojo: este es un retrato de mi señora que es una dama de alta posición y se ha enamorado de ti. ¿Me darás un mensaje para ella de que puede tener alguna esperanza en este asunto?
Gafur, tan pronto como vio el retrato, sintió también las punzadas del amor y dijo a la sirvienta:
Consultó a su vieja aya quien prometió contarle al joven los sentimientos de la princesa. Una noche la vieja mujer se aproximó a Gafur y le entregó un retrato en miniatura de una bella doncella.
Fue en la corte cuando, mirando por la celosía tras el trono de su padre, la hija de rey, Shiraz, lo vio. Su corazón se llenó de amor y supo que debía casarse con él y con ningún otro.
Hacían de su vida una miseria contando mentiras sobre él a su señor. Sin embargo, éste se daba cuenta de que realmente estaban celosos, así que cada vez que le venían contando chismes sobre Gafur los mandaba severamente de vuelta a sus tareas.
Gafur, día tras día y año tras año, aprendió de libros sobre ciencias, artes y sabiduría, así que llegó a ser igual a un noble como su señor. Juntos iban a la corte y se unían en pláticas ante el rey.
Un día, el noble, cuyo nombre era Abdul Azim, compró un niño esclavo con el cual se encariñó y al que enseñó a leer y escribir, tratándolo como a su propio hijo.
Esto molestaba a los otros sirvientes que odiaban al niño esclavo (cuyo nombre era Gafur) y aprovechaban cada oportunidad para intrigar contra él.
EL NOBLE Y EL ESCLAVO
Había una vez un noble que vivía en una gran mansión, no lejos de Samarkanda. Rodeando la mansión había árboles frutales en extensos campos y jardines, cuajados de rosas y otras flores, que eran cuidados durante todo el día para conservar el sitio hermoso.