El rey, contento al ver que su esposa pensaba como él, corrió al armario y, abriéndolo, hizo salir a sus dos hijos y a Juan, diciendo:
- ¡Loado sea Dios; está salvado y hemos recuperado también a nuestros hijitos!
Y le contó todo lo sucedido. Y desde entonces vivieron juntos y felices hasta la muerte.
- ¡Loado sea Dios; está salvado y hemos recuperado también a nuestros hijitos!
Y le contó todo lo sucedido. Y desde entonces vivieron juntos y felices hasta la muerte.