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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Billete 20€ 2002, anverso
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

Alcanzó el criado al príncipe y de nuevo cabalgaron todo el día. De noche llegaron a una posada, que en realidad era el escondite de doce ladrones, donde el posadero aceptó cocinar el cuervo. Aún no habían empezado a comer, cuando llegaron los bandidos, que redujeron al príncipe y su criado con la intención de matarlos después de la cena.
Y ante la mirada atónita de ambos y de la muchacha que servía la cena, uno tras otro, los doce ladrones fueron cayendo al suelo, pues la carne del cuervo aún contenía ... (ver texto completo)
Al llegar al lugar del suceso, vio a un cuervo comiendo la carne del animal, y pensando que podría ser su cena, lo mató y lo guardó en su morral.
Pero el caballo del criado, asustado por la vieja, se encabritó, rompiendo la vasija. Y resultó contenía un veneno tan potente, que el caballo murió al tocarle. El criado huyó despavorido, pero enseguida se detuvo y volvió sobre sus pasos para recoger la silla de montar
Gracias a la advertencia de la hija de la bruja, consiguieron sobrevivir a la noche. A la mañana siguiente, muy temprano, el príncipe, temiendo nuevos ataques de la bruja, decidió partir. Y cuánta razón tenía. La bruja se acercó al criado, que todavía estaba ensillando a su caballo y tendiéndole una pequeña vasija, le dijo: - ¡Llévale al príncipe este buen vino! Es seguro que le ha de gustar.
-Mi madre no está, -dijo la linda muchacha que les abrió la puerta-. Pero no creo que queráis quedaros aquí, porque es una bruja. Sin embargo el príncipe, que no conocía el miedo, y ante la perspectiva de pasar la noche al raso, decidió dormir allí. Cuando llegó la terrible bruja y sirvió la cena, la hija previno al príncipe y su criado de que no comieran nada, pues estaba envenenado
EL ACERTIJO
Cuentan que un día muy, muy lejano, un príncipe decidió recorrer mundo. Avisó a su criado y ambos se pusieron en camino. Tras mucho cabalgar, llegaron a un profundo bosque del que no podían salir. Mientras daban vueltas y vueltas, buscando un camino adecuado, se hizo de noche, y decidieron buscar un refugio donde pasar la noche. Al fin vieron a lo lejos la luz de una cabaña, a la que se acercaron pidiendo cobijo.