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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Vuelve parvas
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

El vuelve-parvas se empleaba en las labores de trilla, en la era, una vez que la mies se había triturado lo suficiente.

Tornadera

Horcavuelta
(Proviene de la palabra tornar).

f. Horca de dos puntas, con que se da vuelta a las parvas.
tornadera
... (ver texto completo)
Cuando la parva estaba demasiado aplastada, se colocaban, detrás del trillo, dos grandes arcos metálicos que volteaban y ahuecaban la paja al pasar el trillo; estas piezas también se llaman tornaderas. Después de terminar la trilla, había que limpiar bien la era (para que no se mezclasen los restos con la próxima parva), primero con la rastra, para mover lo que era más pesado, y, después, con escobas fuertes llamadas de ternilla, hechas con los arbustos del mismo nombre (retama de escobas: Cytisus ... (ver texto completo)
El malvado nunca prospera en el ejercicio del mal y tarde o temprano acaba como la cigüeña, que se dejó engañar por el cangrejo.
Al ver esto, el genio que habitaba el sauce, junto al cual la cigüeña había devorado a las truchas, agitó sus hojas y murmuró al viento:
La cigüeña obedeció presurosa y depositó el cangrejo a la orilla del estanque. Pero el cangrejo, que había sido muy buen amigo de las truchas y los barbos del estanque, decidió vengarlos, y antes de que la cigüeña pudiera retirarse cerró con fuerza sus tenazas y le cortó la cabeza, que cayó dentro del agua.
-Os juro que no quería comeros, señor cangrejo. No me apretéis más el cuello y os prometo llevaros al estanque. ¡Os doy mi palabra de honor!
-Bien -asintió el cangrejo-. Si es así llévame al estanque de los lotos.
Y al decir esto apretó sus tenazas alrededor del cuello del ave.
Este sintió que le faltaba la respiración y gruesas lágrimas brotaron de sus ojos. Vio la muerte muy cerca y como amaba la vida, tartamudeó:
-Si mis compañeros fueron lo bastante tontos para dejarse devorar por vos, yo no lo soy. Al contrario, quien va a perecer sois vos, amiga cigüeña. Sin duda no os habéis dado cuenta de que estás en mi poder, y que sí bien yo moriré, vos seréis destruido antes que yo.
- ¿Por quién me habías tomado? -replicó furiosa la cigüeña-. ¿Crees acaso que soy tu esclava? Si te he traído aquí ha sido para comerte, lo mismo que he hecho con tus demás compañeros. Al pie de ese árbol tienes sus restos.
Al llegar junto al estanque de los lotos, el cangrejo vio que la cigüeña no se dirigía hacia el agua, sino hacia el árbol junto al cual había devorado a los demás peces.
- ¡Eh, amiga! -llamó el cangrejo-. El estanque está en otro sitio. ¿Dónde me lleváis?
Perfectamente -asintió la cigüeña. Y bajando la cabeza dejó que el cangrejo se le cogiese al cuello con sus fuertes tenazas.
-Bien, señora cigüeña, estoy dispuesto a que me trasladéis al estanque ese de que me habéis hablado. Sin embargo, utilizando el sistema que habéis empleado con los demás peces no conseguiríamos nada. Se me ha ocurrido un medio mejor. Con mis tenazas me agarraré a vuestro cuello y así, cuando lleguemos al estanque no tendré que hacer más que soltarme y caer al agua.
-Esa cigüeña es incapaz de coger un pez con el pico y soltarlo en un estanque -se dijo-. Si me trasladase a otro sitio mejor, sería maravilloso, pero si fuera a parar a su estómago me causaría un profundo disgusto. Seguiré reflexionando.
Pasaron unos minutos, y la cigüeña empezó a impacientarse. Por fin el cangrejo asomó la cabeza fuera del agua y dijo:
- ¿No quieres reunirte con tus amigos, buen cangrejo? -preguntó con voz dulce la cigüeña.
-Ya quisiera, pero no veo la forma en que me podrás llevar.
-Te sostendré con el pico.
-No podrías, y quizás cayese por el camino.
-No tengas miedo -insistió el ave-. Te aseguro que te sostendré lo mejor que pueda.
El cangrejo reflexionó unos instantes.
-Ya he trasladado al primer pez, ahora trasladaré al segundo.
Y como había hecho con el primero, hizo con las demás truchas y barbos que fueron lo bastante tontos para dejarse engañar por ella.
Sin embargo, aún quedaba un cangrejo muy viejo, y al verle, la cigüeña se dijo que debería estar muy sabroso, ¡tanta era su gordura!