Luz ahora: 0,08499 €/kWh

ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Perrito buscando sombra
Foto enviada por Qnk

A partir de aquel día Benet y su pueblo no volvieron a sufrir ningún ataque más y vivieron en paz y prosperidad en sus tierras. La roca quedó allí, donde han crecido bosques espesos. Son los que ahora se conocen como los bosques de las Árdenas.
El diablo quedó abatido. Renunció a su proyecto destructor y volvió a la profundidad de las tinieblas, dejando allí la piedra inmensa, que rodó por toda la tierra ocasionando un gran estruendo.
- ¡No puedes imaginar cuanto! – dijo Benet- mire yo vengo de allí y ya he gastado todos estos zapatos.
- ¿Quedan muy lejos las tierras de Benet de Montgarran?
El diablo confundiéndole con un simple viajero le preguntó:
Caminó largas horas hasta que lo encontró, sofocado, muerto de fatiga y con los pies destrozados.
Benet, avisado por un mago de que el diablo venía dispuesto a destruir su castillo y su país, buscó con astucia una solución para evitar el desastre. Al fin la encontró: acumuló todos los zapatos viejos y destrozados que pudo conseguir de su pueblo y vestido con harapos, como si de un pobre viajero se tratase, fue a la búsqueda del diablo.
El diablo fue a buscar una roca inmensa al fondo del mar, que era dos veces más alta que él. Se la cargó a su espalda y partió hacia las tierras de Namur. Caminó dos días y dos noches con la piedra a sus espaldas, viajó desde Portugal a Francia y pronto llegaría al país de Benet.
Al despertar nuevamente el diablo, pensando en la destrucción de las tierras de Benet observó desesperadamente que su plan había fracasado. Su cólera era tan grande que decidió él personalmente acabar con aquella situación de alegría y prosperidad.
Pronto volvió la alegría nuevamente a las tierras de Benet.
Benet veía destruirse la prosperidad de su país, la gente se sentía triste y las tierras cada vez más pobres. Un día los magos buenos del castillo encontraron unos poderes capaces de destruir las bestias enviadas por el diablo.
Estos malvados personajes lanzaron maleficios sobre las cosechas, los lobos asustaron a los habitantes y las bestias feroces devoraban sus animales.
A partir de ese momento, muy enfadado, propuso acabar con lo que había visto. Envió demonios, lobos feroces y todas las bestias malvadas y diabólicas que encontró para destruir las tierras de Benet.
De pronto, la mirada del diablo se encontró con las tierras de Benet. Vio a la gente bailar y las cosechas que crecían en el campo.
Después de una larga noche de diez años, el diablo salió de las tinieblas y desde una gruta contempló la tierra. Por todas partes veía a gente que luchaban, quemaban las casas y cosechas se perdían. El diablo mientras observa esto era feliz y volvía a dormir.