Desde entonces el koala ya no bebe nunca
agua como los otros animales, y se pasa los días y las
noches subido a los
árboles. La vida del emú también cambió pues desde entonces, no ha dejado de correr agitando sus alas cada vez más pequeñas, intentando sin éxito, volver a volar como lo hacía en aquél “Tiempo de los sueños”.