2. El dolor bien conociste, como el anciano advirtió:
"una espada estará en tu alma";
bajo el madero se cumplió.
Y allí, Bienaventurada, te llamaron Madre nuestra.
Madre mía Inmaculada, guíame a la reconciliación.
"una espada estará en tu alma";
bajo el madero se cumplió.
Y allí, Bienaventurada, te llamaron Madre nuestra.
Madre mía Inmaculada, guíame a la reconciliación.