Y luego el dios le prometió al Rey que súbitamente el Nilo se levantaría todos los años como antes y que la sequía se acabaría y llegaría el bien a la tierra; también le contó al Rey lo abandonando que se encontraba su templo de adoración, fue por ello que se decretó que las tierras en cada lado del Nilo cerca de la isla donde moraba Khnemu debían ser conservadas como la dote de su templo y el Rey ordenó que este decreto fuera tallado en una estela de piedra y se colocara en un lugar visible como ... (ver texto completo)