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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Muebles antiguos
Foto enviada por Qnk

Han-wei Liu (Zhejian, Xina). Traducido del catalán y adaptado por Manuel Chico Morales (CP Miralvalle). Fuente: Contes d'arreu del món. Edició a cura de Carme Martín, Francesc Ricart i Alfons Vila. Columna 1995. [Servei d'Ensenyament del Català, Ajuntament de Manresa].
Así se formaron los cuatro grandes ríos de China: el Heilongjian (el dragón negro) al norte, alejado y frío; el Huang He (el dragón amarillo) al centro; el Changjiang (Iang – Tsé o río largo) en el sur remoto y el Xi Jiang (el dragón color perla) al sur, alejado y tropical.
A pesar de ello estaban decididos a continuar ayudando siempre a la gente de aquel lugar. Se convirtieron en ríos, atravesando la tierra, ahora fértil y muriendo en el mar.
Entonces, los dragones quedaron atrapados para siempre debajo de las montañas.
Pidió al dios Montaña que le trajese cuatro montañas para posarlas sobre los dragones, de manera que no se liberasen nunca. El dios Montaña hizo que cuatro montañas lejanas atravesasen el aire volando y aterrizasen sobre los cuatro dragones.
El emperador Jade estaba furioso y ordenó a sus generales celestiales que capturasen a los cuatro dragones por su osadía.
Brotaron riachuelos corriendo sobre los campos de arroz hasta que rebrotaron otra vez verdes.
- ¡Llueve! ¡Llueve! – gritaba con alegría la gente y los niños bailaban bajo el agua.
Sobrevolaron el mar y absorbieron agua con su boca. Después volvieron a subir sobre las nubes y escupieron el agua por todas partes. Volaron arriba y abajo muchas veces, hasta que el agua del mar caía en forma de lluvia.
- ¿El mar, no está lleno de agua? Hemos de absorberla toda y escupirla hacia el cielo. Caerá agua y salvará las cosechas y a la gente.
Los cuatro dragones se dieron cuenta de que el emperador Jade sólo pensaba en su placer y no le preocupaba la gente. Entonces, después de mirar largamente el grandísimo mar del Este, el dragón largo tuvo una idea.
Pasaron diez días y no cayó una gota de lluvia. La gente estaba cada vez más angustiada. Comían hierba seca, chupaban piedras y masticaban arcilla seca.
- ¡De acuerdo! – dijo el emperador- ahora volved que enviaré lluvia mañana.
- Pero majestad, las cosechas se están secando y la gente se está muriendo de hambre – dijo el dragón largo - ¡Por favor, enviadle lluvia enseguida!.
- ¿Cómo osáis interrumpir mi descanso tan importante?. ¡Volved al mar y comportaos!.