¿Tenía alguna razón para llorar? Humanamente sí dolió, siempre hay un duelo; pero de la mano de Dios todo adquiere sentido y se vive en paz. Es lógico, perder a un ser querido, y más a tu madre, es algo sumamente duro. Es una pérdida irreparable. Bien dice el dicho “madre, solo hay una”. Y los católicos tenemos dos: la terrenal y la del cielo, nuestra Madre Santísima. Por tanto, humanamente, sí había razón.