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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Estatua de bronce
Foto enviada por Qnk

Los cisnes se pusieron a cantar hasta que el muchacho se volvió a dormir. Entonces, las dos mujeres trol también se fueron a dormir.
¡Cantad, cantad, cisnes míos,
que así el príncipe se dormirá!
A continuación, se escuchó el mágico canto de unos cisnes y Hlini se despertó. La más joven de las mujeres trol le preguntó si quería comer algo y si se quería casar con ella. El muchacho le contestó que no, y entonces ella se puso a gritar:
¡Cantad, cantad, cisnes míos,
que así el príncipe se despertará!
Una de ellas dijo:
- ¡Por mil demonios! ¡Qué olor a hombre hace nuestra habitación!
Y la otra mujer le explicó que era Hlini el que despedía aquel olor.
Enseguida las mujeres se acercaron hasta la cama donde dormía el príncipe y comenzaron a cantar:
Entonces, vio que alguien dormía en la que tenía la manta de oro. Era Hlini, el hijo del rey, tan profundamente dormido que la muchacha no pudo despertarlo. Observó que en la cama había unas runas grabadas, pero ella no entendía aquellas inscripciones.
Signy, muerta de miedo, se escondió detrás de una puerta que había a la entrada de la cueva. En esas, sintió un ruido procedente del exterior y, acto seguido, vio entrar a dos mujeres trol.
Signy, que había oído hablar de la desaparición del hijo del rey, decidió buscarlo por su cuenta. Les pidió a sus padres que le regalaran unos zapatos nuevos y alimento para algunos días. Cuando le dieron lo que pedía, marchó en busca del príncipe Hlini.
Después de caminar durante todo el día, la muchacha llegó a una cueva en la que había dos camas. Una estaba cubierta por una manta confeccionada con hilos de plata, y la otra por una manta hecha de hilos de oro.
La desesperación hizo que el rey enfermara de los nervios, y los médicos le recomendaron que guardara reposo durante unos días. Pero antes de hacerlo, anunció públicamente que recompensaría a quien encontrara a su hijo y lo llevaran de regreso a casa.
Cuando el rey supo lo ocurrido, decidió que todo el pueblo debía participar en la búsqueda del príncipe. Así, durante tres días, todo el mundo se dedicó a buscar al hijo del rey, sin éxito alguno.
En el camino de vuelta se encontraron envueltos en una niebla muy espesa y, sin darse cuenta, el hijo del rey se separó de sus acompañantes. Los hombres de la guardia real lo buscaron durante muchas horas, pero no lo encontraron y tuvieron que regresar sin él.
Las camas voladoras. Cuento islandés.

Había una vez un rey y una reina que tenían un hijo llamado Hlini, un muchacho fuerte y juicioso. En una cabaña cercana al palacio real vivía una pareja de ancianos que tenían una hija llamada Signy.
Un buen día, el hijo del rey fue al bosque de cacería, acompañado de sus hombres. Cuando hubieron capturado suficientes pájaros y otros animales, iniciaron el retorno al palacio.