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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Alrededor de la parrilla
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

Pedro se graduó de la Universidad de Barcelona. A los 19 años decide ser Jesuita e ingresa en Tarragona. Mientras estudiaba filosofía en Mallorca en 1605 se encuentra con San Alonso Rodríguez, portero del colegio. Fue providencial. San Alonso recibió por inspiración de Dios conocimiento de la futura misión del joven Pedro y desde entonces no paró de animarlo a ir a evangelizar lo territorios españoles en América.-
Pedro Claver y Juana Corberó, campesinos catalanes, tuvieron seis hijos, pero solo sobrevivieron Juan, el mayor, y los dos mas pequeños, Pedro e Isabel. El padre apenas podía firmar su nombre, pero era un hombre trabajador y buen cristiano. La infancia de Pedro quedó oculta para la historia como la de tantos santos, incluso la de Nuestro Señor. Trabajaba en el campo con su familia.-
Murió en Cartagena, Colombia, el 8 de Septiembre de 1654.-
Breve Biografía

Nació en Verdú, España, el 26 de Junio de 1580.
Fecha de canonización: Beatificado el 16 de Julio de 1850 por Pío IX. Canonizado el 15 de Enero de 1888 por León XIII junto con Alfonso Rodríguez.
Santoral

Pedro Claver, Santo
Memoria Litúrgica, 9 de Septiembre

Por: Redacción | Fuente: Corazones. org

Esclavo de los esclavos

Martirologio Romano: San Pedro Claver, presbítero de la Compañía de Jesús, que en Nueva Cartagena, ciudad de Colombia, durante más de cuarenta años consumió su vida con admirable abnegación y eximia caridad para con los esclavos negros, bautizando con su propia mano a casi trescientos mil de ellos (1654).
Legado

La espiritualidad de Pedro Claver inspiró a otros para realizar obras signadas por el carisma que lo caracterizó. La beata María Teresa Ledóchowska (1863-1922), conocida como «madre de África», se entregó a la lucha contra la esclavitud en África. Fundadora de la revista «El Eco de África», organizó una imprenta con el fin de editar publicaciones religiosas misioneras. León XIII la recibió en audiencia en 1894 y apoyó su idea de fundar un instituto misionero para luchar contra la esclavitud ... (ver texto completo)
Canonización

Las virtudes de Pedro Claver fueron declaradas heroicas por la Iglesia católica el 24 de septiembre de 1747 y ese día se introdujo su causa de canonización. Fue beatificado el 16 de julio de 1850 por el papa Pío IX, y proclamado santo por el papa León XIII, el 15 de enero de 1888. El 7 de julio de 1896 fue declarado patrono de las misiones entre los negros y, en 1985, defensor de los derechos humanos.

Los restos mortales de Pedro Claver se conservan en Cartagena, en el altar mayor ... (ver texto completo)
Reconocimiento después de su muerte

El hermano Nicolás fue uno de los testigos fidedignos de la vida de Claver. Él relató que, cuando se supo en la ciudad que estaba muriendo, que ya había perdido el conocimiento, «empezó la gran peregrinación ante el que ya no tenía sentido; la apoteosis al que murió creyéndose abandonado de todos». Pobres y ricos, curas y religiosos de otras órdenes, todos querían tocarle, llevarse de él cabellos, un trozo de su camisa, lo que fuera: «le besan aun antes de morir las manos, los pies, tocándole rosarios». El padre Juan de Arcos, rector del colegio, señaló: «la gente entraba y salía como a una estación de Jueves Santo; diluvios de niños y negros venían diciendo: "Vamos al santo"...».

Después de su muerte, el gobernador Pedro Zapata y el Concejo de Cartagena solicitaron que se iniciaran los informes sobre la vida y milagros de Claver. Durante el proceso de canonización, resultó particularmente notable el número de hechos extraordinarios, verificados tanto en vida como después de su muerte, y considerados milagros por la Iglesia católica.​ Además se constató el bautismo por su mano y la conversión de negros por millares.

Un punto muy analizado hasta hoy es la forma en que Pedro Claver logró comunicar el cristianismo a los esclavos, siendo que se trataba de la religión que decían practicar los amos de los esclavos. Pedro Miguel Lamet, Mariano Picón Salas y otros biógrafos modernos señalan el hecho de que Pedro Claver infundió en los esclavos un sentido de dignidad humana y un valor singular por la vida que representaba una clara subversión de los principios del comercio de esclavos. Una de sus máximas, «Primero los hechos, luego las palabras»,​ y la práctica cotidiana de sufrir junto a los sufrientes, siguiéndolos a las minas y a las plantaciones, intercediendo por ellos y protestando por su cuidado, sería una de las razones principales de su influencia. ... (ver texto completo)
Un final aceptado

En 1650 y tras predicar la cuaresma por los alrededores de Cartagena, Pedro Claver pretendió entrar en Urabá, región de indios paganos, pero cayó enfermo. La víspera había confesado hasta las diez de la mañana y cuando pretendió celebrar la misa, se sintió tan mal que se vio obligado a regresar a Cartagena. La peste había diezmado el colegio de los jesuitas, donde habían fallecido ya nueve miembros de la comunidad. Una parálisis lo redujo a la impotencia y a un tremendo temblor ... (ver texto completo)
Oposición a su trabajo

Aunque su fama de santidad cundía por toda la ciudad, aunque su provincial llegó a decir que él solo trabajaba por seis sujetos, y aunque no le faltaron a Pedro Claver cartas laudatorias del padre General de la Compañía, muchos otros se opusieron a su trabajo y a su persona. Los informes que enviaban a Roma decían de él que era «mediocre de ingenio», «de prudencia exigua», «muy melancólico».​ También le llegaron avisos de la curia acusándolo de «abusar de sus intérpretes a expensas del Colegio», de «retener en su poder depósitos de dinero sin precisar si era con facultad de los superiores locales», y tener en el aposento botijas de vino, que usaba para sus negros. Asimismo, le llamaron la atención por reprender a una dama española que se pavoneaba en la iglesia de su guardainfante. Otros jesuitas no veían con buenos ojos que Claver diera preferencia a los negros sobre los blancos, temas que incluían en sus cartas acusatorias a Roma.

Claver enfrentó una pertinaz oposición por parte de las autoridades civiles y comerciales, quienes sospechaban que el ministerio del sacerdote socavaba su lucrativo comercio.​ Pero los traficantes de esclavos no eran los únicos enemigos de Pedro Claver. El misionero fue acusado de exceso de celo y de haber profanado los sacramentos al darlos a «criaturas que apenas poseían alma».​ Importantes mujeres de Cartagena se negaron a entrar en la iglesia en la que el Padre Claver reunía a sus negros. Los superiores del santo eran a menudo influenciados por las muchas críticas que llegaban a ellos. Sin embargo, Claver continuó su trabajo, aceptando todas las humillaciones y añadiendo rigurosas penitencias a sus obras de caridad. ... (ver texto completo)
Defensor de los últimos

Darse, sin medir las consecuencias

Se ocupaba también de los presos comunes o de aquellos apresados por la Inquisición, y se pasaba largas horas en los calabozos escuchando sus cuitas. Por sus ruegos, dos abogados se encargaban de la defensa de los presos pobres. También consolaba a los condenados en el momento de la ejecución con vino, perfume y bizcochos. Y con los protestantes, alguno de ellos ejecutado en un Auto de Fe, se comportaba con igual cariño y misericordia, sin importarle las consecuencias. Llegó a convertir a varios, entre ellos un arcediano de Londres. Misionaba además pueblos de los alrededores, comiendo y durmiendo en chozas abandonadas, entre murciélagos y ratas. Le nombraron ministro (encargado de asuntos materiales) de la casa. Pero, como cogía siempre para él los oficios más duros, el superior lo hizo maestro de novicios coadjutores, a los que conducía a la leprosería escoba en mano.

Todo ello respondía a una profunda vida espiritual. Austero hasta el heroísmo –dormía poco y en el suelo, apenas comía y vestía cilicios, aún con el clima de Cartagena–, tenía dicho al hermano portero que no molestara en la noche a los demás padres cuando venían a pedir sacramentos, sino que acudiesen a él.

Para la oración le gustaba mirar un libro de imágenes de la vida de Nuestro Señor y se detenía sobre todo en pasajes de la Pasión que recordaba el resto del día. El negro Diego Folupo lo vio elevado del suelo como “caña y media” con los ojos fijos en un crucifijo que sostenían en las manos. Le atribuían numerosos milagros, como resurrección de muertos, clarividencia y profecía. ... (ver texto completo)
Del «confesonario para negros» al leprosario

Su afecto a los negros bozales se extendía a su defensa frente a sus amos, como atestigua la negra Isabel Folupo. Cuando sabía que alguno flagelaba a sus esclavos, se presentaba en la casa y con súplicas o con autoridad les pedía que no los azotaran. Su confesonario estaba reservado para los negros, mientras que grandes personajes de la ciudad tenían que hacer cola detrás de ellos si querían confesarse con el jesuita. Así lo comentó uno de sus testigos:

Mientras ... (ver texto completo)
«No con lengua, sino con manos y obras»

Existen relaciones escalofriantes de la época referidas a estos desembarcos, incluso de mano del propio santo:

Echamos manteos fuera y fuimos a traer de otra bodega tablas y entablamos aquel lugar y trajimos en brazos a los muy enfermos, rompiendo por los demás. Juntamos los enfermos en dos ruedas, la una tomó mi compañero con el intérprete, apartados de la otra que yo tomé. Entre ellos había dos muriéndose, ya fríos y sin pulso. Tomamos una teja de brasas, ... (ver texto completo)
«Esclavo de los negros para siempre»

Pero los superiores le destinaron a Cartagena de Indias, donde fue ordenado sacerdote el 19 de marzo de 1616, a la edad de 35 años, por el obispo dominico fray Pedro de la Vega. Ofició su primera misa en el altar de la Virgen del Milagro de la iglesia de la Compañía.

Allí conoció al sabio jesuita Alonso de Sandoval, investigador de la vida de los negros y autor del famoso libro De instauranda ethiopum salute, quien, en contra del dominante ambiente esclavista, ... (ver texto completo)