El capítulo de cuidados e higiene puede también necesitar algunos reajustes, tanto más evidentes cuanto mayor sea la edad del felino. Como podemos fácilmente comprender, variará sustancialmente en función del tipo de pelaje del animalito, según éste sea corto, como el de siameses y europeos, o largo, como en persas, angoras' balineses, birmanos, etc. Desde muy jóvenes, los gatos dedican largas horas diarias a su aseo externo mediante lenguetazos directos o ayudándose de las patitas delanteras como cepillos para la cara y el cuello. Durante esta higiene, el pelo muerto es ingerido junto con la saliva e incorporado al aparato digestivo del ejemplar. En todas las razas, las madejas de pelo son eliminadas
regularmente con las deyecciones e incluso parece que pueden actuar positivamente en la digestión y asimilación de alimentos, así como en la eliminación de las heces. Sin embargo, la vejez induce una dificultad en los procesos alimenticios, y esas masas de pelos pueden originar auténticos tapones de molestas consecuencias, que se agudizan en las variedades de pelaje sedoso y abundante. De forma instintiva, los gatos ancianos omiten progresivamente la autolimpieza de la capa, que habrá de ser asumida por los propietarios mediante cepillados suaves, pero profundos, e incluso la limpieza de zonas perioculares y próximas el hociquillo con un algodón impregnado en agua tibia.
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