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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Las rodadas de la carretera
Foto enviada por Qnk

La serenidad y conocimiento de los amos, deberá distinguir la escaramuza eventual de la rarí­sima 'pelea verdadera' poniendo coto a esta última, si fuera necesario, pero dejando que los propios animales arreglen sus asuntos cuando no exista riesgo para su integridad fí­sica.
Es lógico, sin embargo, que todos los canes de la vecindad establezcan un orden jerárquico dirimido a veces con 'los recién llegados' mediante pequeñas disputas o 'revolcones'.
Las reuniones, sobre todo nocturnas, de dueños de perros, que a la misma hora salen de sus casas para pasear, suelen convertirse en agradables tertulias de amigos, que no podemos disfrutar si nuestro animal es agresivo o desobediente.
Utilizando la traí­lla se combinará este adiestramiento elemental para el paseo parándonos en seco o girando a derecha e izquierda de forma que el animalito se habitúe a circular correctamente por la calle.
Este tipo de aprendizaje, ha de iniciarse desde que el cachorro cumple los tres meses, pero muy suavemente, alternándolo con grandes perí­odos de 'libertad' que se irán amoldando, de forma que el perro libre ejecute los mismos ejercicios y acompase su andar al de sus amos.
Tanto sujeto por la traí­lla, como suelto en los lugares en que esté permitido por las leyes municipales, el can deberá siempre obedecer prestamente las órdenes de su amo. Estas enseñanzas, difí­ciles, con cierta frecuencia han de sustentarse en el reflejo instantáneo a la llamada. Con esta base ineludible, se acostumbrará a pasear con el animal atado muy corto a la izquierda de la persona y tirando suavemente si intenta adelantarse o lo que es mejor dando en su hocico un ligero 'papirotazo' con ... (ver texto completo)
Libertad y obediencia

Es un binomio muy difí­cil de conseguir con determinados ejemplares de perros que, independientemente de la raza, se obstinan en tirar de su dueño si van atados con la correa o se escapan de él molestando a otros canes, entablando peleas o cruzando peligrosamente las calles con riesgo para su propia vida y lo que es peor, siendo, a veces, causantes de accidentes de circulación.
En cualquier caso, el propietario ha de dedicar bastante tiempo a esta actividad en la que generalmente establece lazos de amistad con otras personas que se reúnen en algún parque o descampado próximo a la zona urbana de residencia. Las dos o tres horas diarias de paseo con buen o mal tiempo, de dí­a y de noche, serán ratos inolvidables, de gozo y comunicación con nuestro perro o, por el contrario, auténticos suplicios en los que evitaremos el encuentro con otras personas y canes, estando además ... (ver texto completo)
ADIESTRAMIENTO DEL PERRO PARA PASEO

Adiestrar

2. tr. Amaestrar, domar a un animal.

El paseo: placer o suplicio

No solamente los canes de ciudad, sino también aquellos que en el campo dedican su vida útil a la guarderí­a y vigilancia de viviendas o propiedades rurales, se sienten o parecen mostrarse especialmente alegres cuando su amo les dedica unos minutos para deambular por áreas abiertas, parques o zonas silvestres. Estos momentos que, por supuesto, no son tan necesarios para los perros ... (ver texto completo)
En algunas razas agresivas supone un éxito que a una voz del adiestrador los animales permitan impasibles el manoseo y apertura de las fauces por un extraño, aunque de él dependa el ansiado tí­tulo.
Superadas estas difí­ciles, aunque parezcan sencillas metas, habrá de completarse el adiestramiento de las futuras estrellas con la docilidad ante el posible examen de su dentadura o anatomí­a por parte de algún miembro del jurado.
Los animales muy fogosos o temperamentales deben ser 'desfogados' antes del concurso con carreras y ejercicios moderados que 'ahormen' sin agotar al ejemplar.
Para este ejercicio se requiere una práctica repetida del mismo en condiciones similares a las del acontecimiento, es decir, con otros perros, a veces menos educados e incluso agresivos.
La carrera armónica, con el paso adecuado en cada raza, sujetos por la traí­lla del paseador o adiestrador, es otra de las pruebas de fuego capaz de descalificar magní­ficos animales poco habituados a estas exhibiciones.
La perfección en la inmovilidad y sucesión de actitudes 'interesantes' marca de inmediato una diferencia a su favor, ya que los jueces no suelen apartar la vista de los apolos caninos.