En 1929 funda la primera "Ciudad de la Inmaculada" en el
convento franciscano de Niepokalanów a 40 kilómetros de Varsovia, que con el paso del tiempo se convertiría en una ciudad consagrada a la
Virgen y, en palabras de
San Maximiliano, dedicada a "conquistar todo el mundo, todas las almas, para
Cristo, para la Inmaculada, usando todos los medios lícitos, todos los descubrimientos tecnológicos, especialmente en el ámbito de las comunicaciones."