Sin embargo, es difícil antes de los tres meses de edad, llegar a hacer entender nuestros deseos al cachorro. Frotar el hocico en el orín, pegarle o gritarle sólo sirve para despistar y hacer de nuestro can un animal inestable, inseguro y temeroso. La paciencia, las salidas frecuentes o la inmovilización del neófito sobre el cajón sanitario cubierto de arena son las únicas medidas posibles para acelerar el primer eslabón de educación del perro