A pesar de la especialización alimenticia y las diversas morfologías de las mandíbulas de las aves, como puede apreciarse en el piquituerto,
comedor de piñones, o en el flamenco, consumidor de plancton e invertebrados diminutos, existen aparentes excepciones como el enorme y desproporcionado pico del tucán o el demasiado largo de la abubilla que, sin embargo están perfectamente adaptados a la biología y comportamiento de cada una de las especies de aves