Dios nos ama con tatuajes o sin tatuajes, eso no se duda. Pero tratemos de reflexionar nuestras acciones antes de hacerlas para que siempre por medio de ellas demos un buen testimonio del nombre cristiano. No solamente con la predicación se anuncia a Cristo, también con nuestras actitudes damos razón del Evangelio. Que de hoy en adelante tus actitudes correspondan siempre a la de un hijo de Dios. Si ya tienes tatuajes, pues no hay más que cargarlos, pero si no tienes, mejor piensa bien las cosas. ... (ver texto completo)